Los riesgos del pesticida 2,4-D en la Agroindustria

Los riesgos del pesticida 2,4-D en la Agroindustria

El herbicida 2,4-D ha sido esencial en la agricultura moderna, generando beneficios innegables en el control de malezas, aunque su uso ha provocado debates intensos. Se emplea para el control de malezas de hoja ancha, sin embargo, a dosis elevadas, puede ser tóxico para otras plantas. En términos de salud humana, ha sido clasificado como posiblemente cancerígeno, asociándolo con problemas como irritación cutánea, respiratoria y náuseas.

Algunos de los cultivos en los que se aplica el 2,4-D incluyen:

➜ Cereales: Se utiliza en cultivos como el trigo, la cebada y el maíz para combatir malezas de hoja ancha que puedan competir con los cultivos.
➜ Cultivos de pasto: Se emplea en pastizales y áreas destinadas al pastoreo para controlar malas hierbas no deseadas y garantizar un buen crecimiento del pasto.
➜ Soja: El 2,4-D se aplica en campos de soja para controlar malezas que podrían afectar el desarrollo de las plantas de soja.
➜ Algodón: En cultivos de algodón, el 2,4-D se utiliza para gestionar la presencia de malezas de hoja ancha que podrían competir con la planta de algodón.
➜ Árboles frutales: Se aplica en huertos de árboles frutales para controlar malas hierbas y garantizar un entorno propicio para el crecimiento de los árboles y la producción de frutas.

Aunque el 2,4-D ha demostrado ser valioso en la agricultura, sus beneficios van acompañados de riesgos para la salud humana y el medio ambiente, generando controversias. Es esencial continuar la investigación y la vigilancia de sus efectos, promoviendo prácticas agrícolas sostenibles para reducir la dependencia de este herbicida y sosteniendo serios Sistemas de Calidad en las empresas. La colaboración entre diversos actores será clave para equilibrar los beneficios y riesgos en la agricultura moderna.

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